Nuestro cerebro es un objeto simple y complejo. Cuando tenemos miedo, nos activamos o paralizamos, ese es el mecanismo fisiológico ante un evento donde tememos. ¿Cómo operamos cuando no hay temor? Con el sistema de recompensa y ese es el que está roto cuando no hay motivación.
Con Andrés mi socio, estuvimos conversando sobre motivación y algunas acciones concretas de cómo opera, cómo gestionarlo. Puedes ver el episodio de Reprogramate con MINDware aquí.
La motivación es un mecanismo intrigante que nos impulsa a actuar y perseguir nuestros deseos y objetivos. Sin embargo, no siempre es fácil mantenernos motivados, especialmente cuando enfrentamos desafíos o momentos de desánimo. Este mecanismo lo entrenamos al comienzo de nuestras vidas y lo vamos desarrollando en el tiempo.
La pérdida de la motivación
La motivación parte con las primeras exploraciones y retroalimentación que obtenemos de nuestro entorno.
Imagina los siguientes escenarios:
Una niña descubre un objeto y se lo va a mostrar a su adulto más cercano
Un niño está ensoñado en una aventura y va a relatarla a su adulto más cercano
Una niña muestra algo que está haciendo a su adulto más cercano
Un niño quiere iniciar algo una actividad y se acerca a su adulto más cercano
En estos escenarios se gesta el mecanismo de motivación y recompensa, el cual es finalmente un mecanismo de energía, donde la ecuación es muy simple: Obtendré la energía que voy a invertir en esto o no.
Si al descubrir un objeto que tiene mi atención, mi retroalimentación es descartar el objeto, mi recompensa de explorar es baja.
Si al estar soñando una aventura, me detienen con aspectos realistas, mi recompensa a soñar es baja.
Si el estar haciendo algo, recibo críticas y constantes preguntas de capacidad, mi recompensa a hacer es baja.
Si al intentar iniciar algo, me detienen con dudas, críticas y descarte, sí…mi recompensa a intentar algo será baja.
Estos escenarios aplican para adultos y no es solamente cuando tenemos una mala jefatura o una pareja que no nos apoya, también son las voces internas que afectan nuestra motivación, la que inmediatamente operan cuando estamos cansados o estresados y nos dicen: Para qué? no va a servir, voy a fallar, y que en el peor de los casos van a crear una estructura de desmotivación.
Cómo saber si te falta motivación
- Falta de entusiasmo: Si te falta motivación, es probable que te sientas desinteresado y falto de entusiasmo en las actividades que solían emocionarte. Puedes perder la pasión y la emoción que solías tener.
- Procrastinación constante: La falta de motivación a menudo conduce a la procrastinación. Puedes posponer tareas importantes o evitar hacerlas por completo. Te resulta difícil encontrar la energía o la voluntad para empezar.
- Baja productividad: La falta de motivación puede manifestarse en una disminución de la productividad. Puedes tener dificultades para concentrarte en el trabajo o realizar tareas de manera eficiente. Tus niveles de energía y rendimiento disminuyen.
- Actitud negativa: La falta de motivación puede llevar a una actitud negativa hacia el trabajo, los estudios o la vida en general. Puedes sentirte descontento, frustrado o desanimado la mayor parte del tiempo. Incluso puede que te resulte difícil encontrar aspectos positivos en las situaciones.
- Falta de metas y dirección: La falta de motivación puede hacer que te sientas perdido o sin rumbo. Puedes carecer de metas claras y no tener una dirección definida en tu vida o carrera. Esto puede generar una sensación de estancamiento y falta de propósito.
Cómo gestionar la motivación
- Encuentra referentes de los cuales adoptar un marco mental de superación, resiliencia, humor.
- Chequea tu cuerpo y niveles de energía, quizás no te falta motivación sino vitaminas y sueño.
- Trabaja el agradecimiento (Esto tiene respaldo científico) tu cerebro necesita validar los objetos para vincularlos emocionalmente.
- Encuentra cuál es tu mecanismo de recompensa y trabaja para obtenerlo (Retroalimentación? Socialización? pídela activamente.
- Observa tu último evento donde te sentiste motivado y trata de replicarlo por diseño en tu día a día.
- Convierte los problemas en desafíos. Tu cerebro está diseñado para ser desafiado constantemente.
- Divide tus logros en mini logros para activar tu cerebro en cada ronda.
Prácticas que ayudan a la motivación
Lección 1: Practica la visualización y vocalización de lo que quieres.
Mantén viva tu capacidad de soñar y tener fantasía. La motivación está estrechamente relacionada con la capacidad de visualizar un futuro deseado y creer que es posible alcanzarlo. No pierdas tu capacidad de soñar y de imaginar posibilidades emocionantes y gratificantes para tu vida y trabajo.
Lección 2: Encuentra referentes y modelos a seguir.
La motivación puede verse fortalecida al encontrar personas que han logrado lo que deseas alcanzar. Busca referentes y modelos a seguir, ya sea en tu campo profesional, en tu comunidad o en cualquier ámbito que te inspire. Observa cómo han alcanzado el éxito y utiliza su experiencia como motivación para seguir adelante. La motivación funciona cinematográficamente, necesita escenas para imaginar.
Lección 3: Busca retroalimentación y apoyo.
La motivación puede debilitarse cuando no recibes retroalimentación positiva o apoyo en tu camino hacia tus metas. Busca personas que te brinden retroalimentación constructiva, te motiven y te impulsen a seguir adelante. Comparte tus logros y desafíos con ellos, y mantente rodeado de personas que te inspiren y te ayuden a mantener encendida la chispa de la motivación. DESCARTA LA GENTE QUE NO.
Puedes seguir nuestro podcast #Reprográmate con MINDware por Spotify donde hablamos de aquello que podemos gestionar para ser más felices.